Reflexiones sobre la complejidad educativa

Pensar la educación se ha hecho un asunto imprescindible para nuestro tiempo. ¿Podemos dejar a la educación transitar por caminos solitarios? La isla de la educación hoy muestra sus efectos dramáticos: una desvinculación de las enseñanzas con la realidad contemporánea. ¿Qué aprendemos en las escuelas y en las universidades que nos preparen para vivir en este mundo? ¿Qué aprendemos para afrontar los problemas actuales de la humanidad? ¿Puede la educación aportar algo significativo para la solución de los problemas presentes? Con estupor hemos visto estos últimos años como uno de los países que más invierte en educación ha dado muestra de dicha crisis: adolescentes y jóvenes matando a sus compañeros de escuela o de universidad. Cada uno con una historia personal a la que la educación formal no prestó la atención debida. Producimos gente para que sean exitosos en los negocios y destaquen socialmente, mientras la nave Tierra sigue a la deriva y con graves grietas en su estructura social e individual. Pensar en salidas a los problemas humanos actuales debe llevarnos a pensar en la educación, no solo en la política y la economía. Sin intentar una revolución en la mente y los corazones de los maestros y alumnos, poco o nada avanzaremos socialmente. En este contexto nos extraña que los intelectuales produzcan pocos textos de filosofía de la educación, especialmente en lengua castellana. Hay un interés centrado en la psicología de la educación y en las metodologías educativas, olvidando ese marco dentro del cual ellas pueden tener mayor sentido. Pensar la educación como un todo complejo es tan indispensable como pensar en sus aspectos operativos y metodológicos. Esta obra, La complejidad educativa, es un esfuerzo de intelectuales de dos países hermanos, Italia y Perú. Educadores y filósofos de ambas nacionalidades hemos querido abordar distintos tópicos de la educación, no para afirmar nuevas verdades sino para provocar a pensar, tanto a los educadores como a los responsables políticos. Provocar implica llamar a otros a responder, a pensar por sí mismo, para ir contra la corriente de anular el pensar crítico que nos sitúa en el espacio de la mediocridad. Esta publicación pretende abarcar cuestiones vitales de la educación actual: el sentido de la educación, el lugar de la ética en la educación, la revalorización de la metodología cualitativa, educación y democracia, educación y paz, educación alimenticia y la educación en el contexto de la interculturalidad y la globalización. Como verá el lector, existe un ánimo de abrir nuevos caminos en la reflexión pedagógica que puedan orientar críticamente la praxis educativa.