La Comunicación Sanitaria Mediada por las TIC: Crítica a la Formación de un Bias Público entre Ciencia, Tecnología y Derecho

En las últimas dos décadas las instituciones europeas se han comprometido con promover la difusión de las TIC en los sistemas sanitarios de los estados miembros (COM/2012/736; COM/2008/689). El utilizo de aplicaciones telemáticas en el ámbito médico - mejor conocidas con la definición de telemedicina - es considerado como un viático para conseguir una mejor calidad del atendimiento y una mayor accesibilidad de los ciudadanos a las prestaciones sanitarias, permitiendo al mismo tiempo de ahorrar preciosos recursos económicos. La orientación favorable respecto a las promesas de la telemedicina ha influenciado las políticas de los estados miembros que están definiendo las primeras leyes para la regulación de las prestaciones sanitaria mediadas a través de las TIC, así favoreciendo el proceso de difusión de estas nuevas tecnologías de comunicación en los sistemas sanitarios públicos. Este proceso está avanzando sin que se haya desarrollado una reflexión crítica capaz de enfrentar las criticidades puestas por esta nueva concepción de cura (Eysennbach, 2001), entre las cuales hay que evidenciar, en primer lugar, el riesgo de una profunda alteración de la relación médico-paciente, relación que viene de una tradición secular de proximidad y de contacto físico, y que ve el riesgo de reducirse a una mera transmisión de datos clínicos considerados más o menos relevantes para el diagnóstico o el tratamiento a distancia de las patologías. En efecto, analizando la literatura científica que se ocupa de las experimentaciones sobre la telemedicina, se puede constatar como todavía faltan las evidencias necesarias para afirmar que la implementación de estos modelos de tratamiento pueda lograr los beneficios anunciados (Steventon et al., 2012; Sanders et al., 2012). Otro tema que requiere ser analizado es lo que se refiere a las expectativas madurada por los pacientes que utilizan tales aplicaciones: en algunas configuraciones concretas, más que un enlace entre un profesional sanitario y un paciente, la telemedicina propone una conexión a un sistema de inteligencia informática. Los equipamientos diseñados con interfaz user-friendly y con inspiración antropomórfica entregan al usuario una interacción de rasgos humanos (Kimppa e Lathiranta, 2004), e incluyen a veces procedimientos de decision-making che devuelven respuestas ofrecidas como resultado de un auténtico conocimiento médico. Otras veces son los mismos pacientes a contribuir de forma involuntaria a la humanización de los equipamientos de TIC, atribuyendo a estos últimos la responsabilidad por errores y malfuncionamientos. La difusión de las aplicaciones mediada por las TIC en el ámbito médico representa un gran desafío por los sistemas sanitarios contemporáneo: de las aplicaciones para smarthphone a los modelos de televigilancia, los tratamientos a distancia pueden contribuir a una profunda modificación del concepto de atendimiento médico e por fin de la relación entre salud y enfermedad induciendo una nueva y exterminada demanda de prestaciones sanitarias que a pesar de no ser realmente necesarias resultan conforme a un nuevo paradigma de economía política de la salud (Nunes, 2009).